Ropa de trabajo


Los problemas de suministro son una cuestión global de los que prácticamente ningún país se ha librado. En un sistema globalizado como el actual cualquier dificultad genera retrasos. La crisis de suministros está provocando una escasez puntual de determinados productos y estas carencias han llevado a un primer plano los problemas de las empresas para proporcionar a sus clientes los bienes que antes de la pandemia ofrecían sin problemas.

A esto se le suma el incremento de estas materias primas y del transporte. 

En octubre de 2019, el precio de un contenedor que viajaba de Asia a la zona del Mediterráneo era de 1.231 euros, pero en 2020 pasó a ser de 2.301, y en 2021 el precio es de 11.269 euros, cerca de diez veces más. Tras estallar los casos de COVID-19 y con ellos, los confinamientos domiciliarios, se incrementó el número de pedidos en todo el mundo, lo que responde en parte al aumento de los costes.

Por otro lado, una empresa pública se ve sujeta a un proceso de licitación donde se presentan ofertas y las empresas suministradoras no se abastecen de mercancía hasta que no se les adjudica la oferta. También este proceso de licitación tiene unos plazos establecidos por ley que deben ser respetados.

Y todo esta encadenación de particularidades es lo que ha generado el retraso de la entrega de la ropa de trabajo en nuestra empresa. No existe ninguna confabulación para no darla y tampoco una denuncia a la Inspección de Trabajo va a solucionar nada.

Detalle del proceso de licitación de la uniformidad en Algesa.





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